1.A bad dream.

Llevaba un par de horas, y la cuenta de los tragos que había tomado se le había perdido. Los últimos dólares que le quedaban en el bolsillo fueron gastados en todo tipo de licor, y una cajetilla de cigarros que ya iba a la mitad. Su cabello estaba algo alborotado, y el vestido que traía no estaba realmente en su lugar. Pasó casi 10 minutos mirando sus zapatillas, y pensaba en la ironía de que eran mucho más caras que el apartamento basura en el que estaba viviendo, pero en ese momento, no le importaba mucho. 


Minutos después, un hombre alto, de pelo negro y ojos verdes entró al bar, llamando toda su atención. Sonreía como idiota, y no paraba de mirarlo. Quiso pararse de su asiento pero se retractó en cuanto se sostuvo a medias en sus dos piernas y entendió que la ebriedad y los tacones altos eran una combinación fatal. 

Quería llamarlo, pero sabía que se vería más patética de lo que se veía ahora. Se resignó, y comenzó a jugar con su encendedor. 

-Te importa si me siento?-le dijo el mismo hombre que traía dos shots en cada mano. Ella negó con la cabeza atontada, y el hombre se sentó junto a ella. Muy junto de ella. 

-Soy Jamie...-dijo ella, sonriendo tanto que se veía ridícula.
-Llámame Zacky...-dijo él. 

Le puso un par de shots enfrente, y tomó uno sin siquiera chistar, él tomó otro, brindaron, y se los tomaron de un solo trago. La cara de ella se retorció, y él al verla se soltó a reír. El whiskey no era lo suyo. Aun así, siguieron con los otros shots, y pronto, ella estaba más ebria que antes, y él también parecía estar ebrio. 

En toda la noche, no cruzaron ni una sola palabra, hasta que él dijo un:

-Quieres que vayamos a tu casa?- preguntó con su voz que obviaba su ebriedad. 
-Si, claaaro, porqué no?-dijo ella. Él se paró del asiento, y la ayudó a pararse. Juntos, caminaron despacio hasta la salida, y caminaron hasta el auto de él. Parecía ser un chico de dinero. 

Cuando él quiso abrirle la puerta del auto, la soltó e inmediatamente perdió el equilibrio, y se cayó al suelo. Aun cuando le estaba doliendo no paraba de reírse, y él la ayudó a levantarse, la metió en el auto, y se fueron de ahí.

Lo último que supieron, es que sin siquiera esperar a llegar al apartamento, ya se estaban besando de forma frenética en el elevador. Pronto, las manos frías y algo huesudas de él, comenzaban a subir a sus piernas, hasta que el elevador paró en el apartamento, y salieron de ahí. Con dificultad, pudo encontrar la llave del apartamento, y prendió la luz al abrir, sin embargo el la apagó. Cerraron la puerta, y la sesión de besos se reanudó. Pronto las manos de ella encontraron la hebilla del cinturón que él usaba, y se aferró a los pliegues de sus jeans. De una forma brusca, la empujó hacia la pared, y se oyó un "auuch" por lo bajo. Él no pudo evitar reírse. Y entonces, con cada beso, perdió el control de sí misma y se dejó llevar. Todo era demasiado bueno para detenerlo.


En la mañana, el sonido de alguien tocando violentamente la puerta del apartamento, la despertó de súbito, después, ya no eran golpes en la puerta, ahora habían abierto la puerta, y lo primero que se le ocurrió fue gritar. El hombre a su lado saltó asustado de la cama, y se miraron desconcertados a ver a varios hombres parados frente a ellos.

-Ya van 8 meses, Jamie. Me debes 8 meses de renta, y ya es tiempo de que te largues...-dijo el señor, que parecía ser el casero. No pudo sentirse más avergonzada. La estaba corriendo frente a ese chico desconocido que al mismo tiempo la miró desconcertado. El hombre dio la orden, y los otros tipos comenzaron a saquear el apartamento sin cuidado alguno.

-Hey! te pagaré todo pronto,lo juro, solo dame una semana para sacar mis cosas!-le suplicó, mientras se ponía lo primero que encontró cerca. 
-No, ya te di demasiado tiempo, niña. Ahora afronta las consecuencias...-dijo el casero, molesto.
-Creo que deberías irte...no creo que quieras ver esto...-dijo ella al chico que se había quedado parado en medio de la recámara con una sábana cubriéndolo de la pelvis para abajo. 
-Ehmm...me iría, pero te acabas de poner mi playera...-dijo él, ruborizándose. Apenada, se la quitó, y se envolvió en otra de las sábanas. El chico se vistió, le dirigió una sonrisa empática y se fue de ahí. 

Tomó algo de su ropa, se metió al baño, se vistió rápidamente, y 
salió para ver como se llevaban todas sus cosas a la calle. Sus libros, sus muebles, su ropa, todo lo que tenía era aventado a la avenida sin ningún cuidado, y para colmo, comenzaba a llover.

Todo parecía ser solo un mal sueño. Lástima que no lo era.   



2 comentarios:

meep dijo...

ouuchh que feo
pobre mujer por q le hacen eso
bleeh q mala onda
aun asi me encanto
sigue
!!!!

Alejandra dijo...

Jajajajaja.....cada vez que leo algo tuyo me proyecto!!
Bueno....mejor dicho! se me proyecta todo en mi mente!!
Es tan genial tu descripcion, no, no, no........como le dije
a un amigo! ya no encuentro palabaras para alabarte jajaja
eres genial Mafie!!

CLAP, CLAP, CLAP!!

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