Gunslinger.

El sonido de los disparos me hace sentir más pequeña cada vez. Debajo de la cama, me tapo los oídos y por más que quiero gritar de horror y desesperación, tengo que contenerme. Después de todo, podrían oírme...

Cierro los ojos e intento imaginar un lugar, y una situación diferente a esta. Contra mi pecho, estan una docena de cartas, atadas con un lazo azul. Las aprieto y mientras oigo la escalofríante sinfonía que componen las ametralladoras, las pistolas y los tanques, le rezo a un dios inexistente para que él siga vivo.

La última carta que recibí de él, fue hace una semana, y desde entónces, no he sabido absolutamente nada. Quiero culpar al servicio postal. Siempre me trae las cartas con retraso, y me gusta pensar que solo es eso...que no es porque él ya no existe más aquí, en este mundo que se cae a pedazos frente a mis ojos, cada hora...cada minuto...todos los días.

Se ha roto una ventana. No pude evitar gritar. Ese grito traía consigo un mensaje imperceptible...una llamada desesperada para él, donde quiera que se encuentre. Cuánto desearía que estuviera aquí, para decirme que todo esta bien. Ahora intento contener la respiración, y me quedo inmóvil en la espera de cualquier sonido que me indique que me encontraron. De pronto, un sonido todavía más fuerte que los demás, me ensordece. El suelo comienza a vibrar incontrolablemente, y desde donde estoy, puedo ver las ventanas completamente rotas, es más, ya no queda casi nada de paredes. El techo se ha caido, y la cama cruje horriblemente...en cualquier momento podría caerse sobre mí y matarme.

Sería mejor si muriera ahora? Sería una señal del destino, para decirme que lo mejor es irme ya, para dejar todo esto, y encontrarme con él allá?. Aunque todavía no puedo estar segura de que el este muerto...y por ese solo pensamiento, salgo como puedo, empujando algunos pedazos de concreto que me bloquean la vista, y la salida. Lo logro, y miro a mi alrededor. Los disparos ya parecen algo lejanos, pero no lo suficientemente lejanos como para salir completamente de aquí. me arrastro entre los escombros, y al mirar atras, me doy cuenta de que una de mis piernas está lastimada. Si no hubiera visto la sangre, no me habría dado cuenta, porque realmente no me duele. Me siento detrás de una pared, y el armario. Miro la destrucción y vuelvo a cerrar los ojos...

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El barco acaba de llegar. La vista es todo menos alentadora...lo unico que hay es destrucción, y yo no dejo de pensar en ella. Seguirá viva?. Probáblemente sí. Es tan lista...tan fuerte. Esa mujer podría sobrevivir hasta el mismo apocalípsis. Si aguanté tanto tiempo fuera de casa, se que fué por ella, y por las ganas de mirar sus ojos de nuevo. Tuve que irme muy a mi pesar, y dejarla sola...y todo este tiempo, no he dejado de preguntarme si esta bien, si habrá recibido mi última carta...

Nos han mandado de vuelta al país. Parece que nuestra misión allá terminó, y necesitan refuerzos aquí...y en cuanto supe que estaban reclutando gente para regresar, no dudé en apuntarme. Fuí de los pocos afortunados que pudieron regresar vivos, y se que lo primero que haga al pisar tierra, es ir a casa y serciorarme de que Marianne este bien.

Los planes cambian, y me entero de que no estaré atendiendo a los heridos en el campamento, sino que tendré que ir con el regimiento...tendré que estar en el frente con ellos.

Soy doctor. No una maldita máquina diseñada para matar gente. Soy doctor. Se supone que debería de salvar vidas, en vez de quitarlas. Pero en este caso, no tengo otra opción más que mantenerme vivo. Por ella. Y si de eso depende que yo tenga que matar a cualquiera que quiera seguir hiriendo a la gente de mi país, lo haré. Una de esas personas heridas puede ser Helen, y el simple hecho de pensarlo me aterra.

Cargo mi pesada mochila con todo el equipo médico necesario, y con mi ametralladora en ambas manos. Dos de mis amigos me cubren las espaldas, y miro a todos lados, por si veo alguna señal de algun soldado o alguna persona herida. Me rompe el corazón ver los lugares en donde yo crecí desechos por las bombas y no puedo evitar sentirme culpable por haber sido parte de lo mismo, solo que en otro país...no puedo evitar pensar que pude haber matado a un hombre como yo, que solo quería regresar a casa, con su chica. Me sacudo esos pensamientos, y sigo caminando. Sé que pronto llegaremos muy cerca de la casa de Helen.

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La batería de mi ipod esta por acabarse. Me he puesto los audífonos y le doy play a todas esas canciones que me hacen sentir mejor, y me recuerdan los tiempos mejores. Canto en voz baja, y camino por lo que queda de la calle, pisando escombros, mirando a todos lados, aunque se que los tanques ya estan lejos...doblo la esquina, y me doy cuenta de la cantidad de cuerpos tirados en el suelo. El café al que yo iba con él, esta completamente destruído. Me acerco, y me horrorizo al ver la gente muerta dentro de él. Sin embargo, no puedo evitar sentir hambre. No he comido en días. Me aventuro a meterme a lo que queda de aquél café, y me doy cuenta de que la puerta del almacen de comida esta abierta. Sin chistar tomo todo lo que sea comestible, y lo guardo en mi bolsa. También botellas de agua, y no lo hago solo por mí. Estoy segura de que afuera, hay más gente como yo. Al guardarlo todo, recuerdo que mis cartas se quedaron debajo de la cama...entónces, camino a prisa hacia la casa, y al llegar a lo que queda de mi habitación, me quedo petrificada al ver a un soldado ahí. Obviamente no era de los nuestros. Me apuntó sin piedad con su pistola, y pensé lo peor.

-Porqué diablos no estas metida en un refugio?-me preguntó de forma severa, casi gritandome. 
-Porque me niego a quedarme ahí, como cobarde, sin saber si quiera si mi novio sigue vivo. Quiero que cuando venga, me encuentre aquí, en mi casa...aunque se esté cayendo a pedazos...-dije yo, fingiendo no tenerle miedo. Agarré fuerza de quién sabe dónde. No quería que me viera asustada. 
-Camina. Tú nos puedes servir de rehen para que nos devuelvan a uno de los nuestros...tu gente bastarda lo tiene preso. Contigo no podrán negarse...-dijo él, e hizo un movimiento con su pistola para que caminara. Yo solo pensaba en mis cartas. 
-Pero mis cartas...solo déjame agarrar mis cartas de debajo de la cama, y me iré contigo, lo juro...-dije ahora, un poco más atemorizada. 
-Rápido...-dijo él, y como pude, volví a meterme debajo de la cama, tomé mis cartas y salí lentamente de ahí. El soldado me jaló de un brazo, y caminé frente a él por la calle. Pensé que me pediría que alzara las manos, pero no lo hizo. Podía sentir como me apuntaba con su pistola por atras, y yo volví a ponerme los audífonos. Con mi mente, lo llamaba...como si estuviera segura de que podía oírme y salvarme.

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Al llegar al principio de una calle, uno de los chicos se dió cuenta por los binoculares, que en la calle de a lado, había un soldado, y parecía tener un rehén. Después nos dijo que era una chica. Como pudimos, caminamos a prisa, intentando no hacer mucho ruido, para adelantarnos, y tomarlo por sorpresa. Teníamos que tener mucho cuidado...Después, vimos más soldados reunirse con el que tenía a la chica. Parecían hablar. Después, uno de los soldados se burlaba de ella. La estaban molestando. Me llené de rabia, y no parecía ser el único que se sentía así. Pronto, estabamos lo suficientemente cerca de ellos, y de la mujer, que estaba de espaldas. A alguien de los nuestros, se le ocurrió disparar, y el desastre comenzó.Mi arma se atascó en el peor momento, y yo solo pude ver como los soldados empezaban a caer poco a poco. Pero el horror llegó, cuando ví que un disparo le llegó a la mujer por la espalda, y cayó al suelo. Tomé todo el valor posible, y corrí entre el fuego cruzado hasta ella. Las balas me rozaron un par de veces, pero al llegar hasta donde estaba, sentí que moriría en ese preciso momento.

Era Helen. Era mi Helen.

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Sin siquiera imaginarlo, sentí el disparo atravesarme por completo. Un frio intenso se apoderó de mi cuerpo, y no pude mantenerme en pié. Lo único que pensaba, era que no iba a poder estar ahí, cuando él regresara. Me buscaría, y lo único que encontraría, sería una casa vacía y destruída. Pero yo? Yo estaría en una fosa comunal, siendo parte de una estadística...sería un nombre más en la lista de fallecidos.

Tirada en el suelo, con los audífonos aun puestos, podía oír All My Loving, de los Beatles de fondo...después, sentí que alguien me levantó del suelo, y ahí estaba...ahí estaba la respuesta a todas mis plegarias. La razón de mi insomnio por las noches. Ahí estaba. Otro soldado junto con el, intentó parar el sangrado, pero ya era demasiado tarde. Era  tiempo de irme. Y no me iba mal...me iba en sus brazos, tal y como debía ser.

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La luz en los ojos de Helen se desvaneció, y al mismo tiempo, la luz en mi corazón se fué con ella. Las cosas no volverían a ser las mismas. Mi mundo no iba a ser el mismo. La abracé, hasta que se fue, agradecí que al menos, pude estar ahí para acompañarla en su último respiro...eso es lo menos que el destino pudo hacer por mi.

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Esto fue inspirado por varias canciones. Entre ellas:

M.I.A/Gunslinger/ y Dear God de Avenged Sevenfold. Ahhh…y el video de Ghost Of You de My Chemical Romance. Ah..sniff sniff. Nunca había escrito algo como esto.

 

2 comentarios:

meep dijo...

awwwwww q triste!!!!
pero aun asi
no se por q antes de leer lo del ipod me imagine en una epoca completamente diferente..algo asi como los 40´s o la guerra de vietnam
hehehe aun asi me gusto

Alejandra dijo...

wOW!!
sniff sniff sniff!!
Mafie que increíble historia, aunque como Val me imagine una época muy diferente, hasta que leí lo del iPod jejeje.......pero aun así es excelente!! La temática, la forma en la que ambos relatan su vida, lo que sienten, lo que ven Wow!!

APLAUSOS DE PIE!!!

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