3.Do You Wanna?...

Pasaron meses y cada vez era más difícil mantenerse apartada de Zacky, que convenientemente se aparecía solo cuando Jamie estaba sola. Por otro lado, él estaba todavía más interesado en ella, por el simple hecho de que parecía hacer caso omiso de sus insinuaciones. Le parecía increíble que una mujer lo rechazara de esa forma, siempre le hacían caso. Siempre caían, y mucho más, cuando ya habían estado con él antes. 

Ahora que todo lo que había hecho le había fallado, tenía planeado una maniobra mucho más agresiva. Ya no serían solo simples indirectas. Le iba a decir exactamente lo que quería, podía ser que eso le pudiera funcionar. 

Estaban de tour en Viena, y las noches eran muy frías. Una tarde se fue la luz en el hotel, y no regresó hasta la mañana siguiente. Jamie estaba encerrada en su habitación, e intentaba terminar de ver una película con lo poco que quedaba de batería en su laptop. Oyó que alguien abrió la puerta de su habitación, y se asustó. Pensó en gritar, pero se contuvo. 

-¿Porque siempre tan sola, Jamie?...-le preguntó Zacky, que emergió de la oscuridad.

-Porque es mi día libre, y ya me cansé de estar a lado de Matt todo el tiempo...-le dijo, bostezando. Cerró la laptop y se paró de la cama. Abrió el mini-bar y sacó una barra de chocolate. 

-Vaya, pensé que ibas a sacar las botellitas de vodka...-dijo Zacky, sentándose en el filo de la cama. 

-Lo creas o no, no suelo ponerme ebria todos los viernes por la noche...-dijo Jamie riéndose.

-Pues deberías. Eres un encanto cuando estas ebria. Tu vocecita, tu torpeza al caminar...tu falta de pudor, el sabor a vodka en tus labios y...-Jamie lo interrumpió poniéndole la mano en la boca.

-Cállate. No necesito descripciones, se exactamente cómo me pongo cuando estoy ebria, gracias...-dijo ella, ofreciendole una sonrisa llena de sarcásmo. 

-Bueno,es que qué se necesita para que vuelvas a caer, Jamie Goldberg?-le preguntó, sonando algo desesperado.

-Yo creo que te estás equivocando de chica. Sí, funcionó una vez. Estaba ebria, pero ahora se que ni ebria volvería a caer contigo. He visto como tratas a las chicas. He visto como las utilizas y las botas...yo no voy a ser otra de tus diversiones...-dijo Jamie, terminantemente.

-Y quién te dijo que serás solo otra de mis diversiones? Serás mi atracción principal!!-dijo él, y ella no pareció encontrar gracia alguna en lo que decía. 

-Mejor deberías largarte con otra de tus groupies...-le dijo sacando su pijama del closet.

-Y que hay si no quiero?. No entiendo porque no me quieres cerca de tí, si esa noche no opusiste resistencia...-dijo él, riéndose. Sin embargo, ella no lo tomó con mucha gracia.

-Ah...puedes superar lo de la otra noche? ya pasaron meses, MESES! de eso!, consiguete otra, en serio, estás perdiendo tu tiempo conmigo...-dijo Jamie y se fue al baño. Sin cerrar la puerta, comenzó a cepillarse los dientes. 

-Bueno, y quién te crees tú para decirme qué debo hacer, Jamie Goldberg? si a mi se me da la gana perder el tiempo contigo, es mi problema...-le dijo Zacky, recargándose en la puerta del baño. Jamie terminó de cepillarse los dientes, y se secó con una toalla.

-Como quieras...tú saldrás perdiendo de cualquier forma. A ver si aguantas ser rechazado por tanto tiempo...-dijo Jamie riéndose ruidosamente a sus expensas. Zacky se veía algo enojado, pero a ella obviamente no le importaba. Fué entonces, cuando se le ocurrió cerrar la puerta del baño, y Jamie se miró desconcertada.

-Te crees muy graciosa, no?...-le dijo, fingiendo estar enojado, pero Jamie se creyó el teatro. Se fue haciendo para atrás hasta topar con la pared de mármol del baño. Estaba acorralada. Ya no había forma de escapar. Y Jamie lo sentía cerca...más cerca, tan cerca que podía oír perfectamente su respiración. No se movió, ni se inmutó. 

-Estas segura? estas segura de que no piensas en mi? si no, porqué me evitas?...porqué no te gusta estar sola conmigo?...vamos, si no te interesara ni un poco, no te comportarías así...-le dijo al oído, causando que cada milímetro de su piel se erizara. Cerró los ojos, y él aprovechó eso para acercarse a su cuello. Aspiró su olor y juró que lo tendría en su memoria para toda la vida. Y entonces, la tentación pudo más que la sensatez.

De un movimiento rápido, tomó a Zacky de las mejillas, lo besó, y lo tomó por sorpresa completamente. Poco a poco, comenzaba a rendirse ante él. Y es que era muy dificil no hacerlo. Eran sus ojos verdes. Su sonrisa. Su talento fuera de lo ordinario para tocar la guitarra, su humor, su sarcasmo. Hasta le atraía la forma en la que hacía que todas las mujeres con las que se cruzaba, se sintieran atraídas hacia él. De hecho, el saber que era tan deseado, hacía que ella lo deseara aun más.

 -No. No...espera. Ya tienes que irte. Y yo ya tengo que dormir, mañana salimos muy temprano, y yo no estaré lista, y tú menos.  Te conozco...-le dijo Jamie, que comenzaba a sentirse no tan segura de lo que estaban haciendo. 

-Qué?! Porqué?! no, Jamie...vas a terminar lo que empezaste! qué tu madre nunca te lo dijo? hay que terminar cada cosa que se empieza...-dijo Zacky, en tono solemne.

-No seas ridículo...en serio creo que deberías irte...-dijo Jamie riéndose. Quiso apartarse de él, pero no la dejó. Al contrario, volvió a besarla, y la cargó. La llevó a donde estaba el lavamanos, e hizo que se sentara ahí.

-Por favor, Jamie...ya estoy harto pretender que no me gustas. Y tú deberías aceptar que te gusto...-dijo él. 

-Ahí esta. Te gusto, me gustas. Pero la verdad aquí, es que no nos queremos. Y yo no estoy dispuesta a tener una relación meramente física. No quiero perder el tiempo en eso...-dijo Jamie, de forma honesta.

-Pero qué hay de malo en eso?...creeme, no es tan malo como crees, no crees que hasta cierto punto, es mejor? estamos juntos, pero sin ningún sentimiento involucrado, nos ahorramos la basura del amor,y todas esas cosas...

-Es buena idea. La consideraré. Ahora, vete. Te acompaño a la puerta...-dijo Jamie con toda naturalidad, se bajó del mueble del lavamanos, y abrió la puerta. Zacky no se veía muy contento. Se despidió de él, y antes de irse, la tomó del brazo.

-Hay veces que es mejor rendirse, Jamie...-dijo Zacky, guiñándole el ojo. Eso casi la hizo derretirse justo ahí, justo en ese momento. Lo vió caminar por el pasillo, hasta que desapareció, y se metió a su cuarto. El último hasta el fondo.

Cerró la puerta de la habitación, y se recargó detrás de ella. No podía parar de sonreír. Todavía parecía sentir su respiración muy cerca de ella. Y pensaba, ¿Qué tal si resultaba mejor rendirse? La idea de "ningún sentimiento involucrado" le parecía muy buena, sobre todo, al estar con alguien como él, que era tan libre, y tan despreocupado. Si estaban juntos de esa forma, no habría manera de que ella saliera lastimada, o sí?. 

Y al haber hecho esa resolución, no tuvo que pensarlo más. Se iba a rendir...simplemente tenía que hacerlo.

Se puso la pijama y acomodó las almohadas de la cama, para dormirse. Cuando quiso meterse en la cama, hubo algo que le impidió hacerlo. Tuvo la necesidad de salir de la habitación, e ir a la de él. Ya no quería perder el tiempo, y en instantes, ya estaba tocando a su puerta.

Segundos después, la puerta se abrió, y Zacky abrió con nada más que los boxers puestos, y un cigarro en la mano. Podía sentir su quijada tocar el suelo, literalmente. Lo empujó hacia dentro de la habitación, y lo volvió a besar, pero esta vez todo era diferente, estaba convencida, estaba plenamente consciente de lo que estaba haciendo, y lo que estaba a punto de pasar. Entonces, todas las dudas, las inseguridades, los temores, los miedos, las reglas, se convirtieron en un sí declamado a gritos. 

Esa noche no existió nada más que ellos dos, y la oscuridad, que fungía como cómplice. Solo ella sabía, que muy a pesar de los dos, eso iba a terminar irremediablemente en amor.