Otra vez todo terminaba siendo sobre ti. Ese dia llamaste por la mañana y me pediste que habláramos y ahi estaba yo; esperándote mientras la gente allá fuera corria por la lluvia. Tu nunca fuiste puntual, ni siquiera el día de nuestra NO boda. Creo que desde ahí debí haberme fijado que no era la única que ocupaba tu corazón.
-Lo siento, se me hizo tarde, ella cada vez esta peor –dijiste un poco agitado mientras te quitabas tu gabardina-
Yo preferí no decir nada, odiaba que hablaras de ella, sabia que en esos momentos no ganaría esa batalla. Ella te necesita más que yo aunque me doliera admitirlo.
-¿Y como has estado?, hace ya varias semanas que no se nada de ti –dijiste con cierto entusiasmo-
Me limite a guardar silencio y observarte. Eras perfecto, claro en un sentido muy reducido; en el mío. Tus ojos marrones eran espectaculares, aunque ahora lucían cansados, se notaba que ella no te había dejado pegar el ojo en toda la noche. Otra cosa que amaba de ti era tu sonrisa, esa sonrisa que aquel día de Septiembre me trajo el mas calido sentimiento. Pero que demonios, todo estaba hecho, no habia nada mas que hacer.
- ¿Hoy estas decidida a no hablarme? –preguntaste-
-Tu eras el que quería hablar ¿no es así? –te conteste con cierto enojo-
-Ya extrañaba tu voz –dijiste mostrando esa sonrisa que sabias me hacia estremecer-
-¿No veo por que? Una vez dijiste que ella tenía una voz muy dulce.
Las cosas entre tu y yo nunca fueron fáciles, aunque fueron buenas, no fueron fáciles y menos en ese momento que estabas con ella, apunto de perderla y apunto de perderme para siempre a mi también.
-Pronto me iré de aquí. –Dije de repente-
-¿Qué dices? –tus ojos de abrieron por completo-
-No puedo esperarte toda mi vida
-Pero si puedes esperar la de ella –dijiste con desconsuelo-
Ella se había vuelto lo mas importante en tu vida y no entendía porque, ¿Por qué tenia yo que pagar los platos rotos? Yo no tuve la culpa de su estupidez, yo nunca tuve la culpa de que ese día todo cambiara.
-¿Para que me llamaste? ¿No deberías de estar con ella? –seguía a la defensiva-
-Ya te lo he dicho! Extrañaba tu voz, extrañaba verte, extrañaba tu aroma, te E-X-T-R-A-Ñ-O!
-Pero tu ahora estas con ella, yo ya no debo significar nada para ti, aunque esto no durara toda la vida prometiste algo y yo no soy parte de esa promesa.
-Pero si eres parte de lo que quiero y anhelo en esta vida.
Nunca entendí como fue que te perdí, ¿que hacia esa noche ella ahí?, ¿Cómo fue que logro meterse en tu vida?, ¿Cómo fue que pudo excluirme de mi propio cuento de hadas? A pesar de las miles de veces que lo explicaste nunca pude entender porque lo hiciste.
-No dejare que esto termine, se que la perderé a ella, pero no quiero perderte a ti.
El silencio que se había hecho una recurrente en mi vida hacia su aparición. ¿Que tratabas con decirme que no dejarías que lo nuestro terminara? Para ese entonces todo ya había terminado, desde el día que me echaste de tu vida. Desde el día que tus labios en vez de decir mi nombre pronunciaron el de ella entre sueños.
-No te quedes callada!! Odio que hagas eso…..di algo! Di aunque sea que ya no me amas!!
La verdad es que te amaba mas que a nada en ese momento. ¿Pero que podía decir? “Esta bien, esta bien yo esperare a que ella muera para que estés conmigo” Eso no va comigo, estoy cansada, mi corazón, mis manos, mi alma, todos estamos cansados de esperar. De repente entre mi silencio y tu enojo tu celular sonó. De seguro es ella me dije a mi misma.
-Si bueno?, estoy ocupado que sucede?
Tu tono había cambiado, a pesar de estar enojado conmigo, el tono de tu contestación fue mas agresivo. No entendía porque, al final de cuentas cualquier cosa que fuera referente a ella era de tu importancia.
-¿Qué? ¿De que hablas? Ella esta bien cuando yo me fui, hable con ella antes de irme. –guardaste silencio- No, no puede ser! Es imposible….. –tu voz comenzó a quebrarse- Pero ella no puede estar M-U-E-R-T-A!
Aquella palabra calo mis huesos, que harías ahora era mi pregunta, ¿Me dejarías ahí sentada con una conversación inconclusa como siempre y la iras a buscar?, o ¿Te quedarías conmigo y dejarías que ellos arreglaran las cosas que ellos enredaron?. Como lo imagine optaste por la primera opción. Me pediste permiso y saliste del lugar, como siempre hacinado promesas sin sentido.
-Yo te llamo, tenemos que hablar, ahora, espero seremos felices –dijiste tomando tu gabardina- T-E A-M-O
Escuchar esa palabra de nuevo en tus labios hizo que mi corazón palpitara a mil por hora, era como si de repente a un segundo de perder toda la sangre que habitaba en mi cuerpo, alguien llegara y me recargara. Fue como renacer.
-Por favor, la cuenta. –le dije al mesero-
En aquel momento no tenia a donde ir, debo confesar que planeaba después de nuestra charla tomar una avión y salir de la ciudad para no volverte a ver jamás. Pero ahora, sabiendo que aun me amabas, sabia que debía esperar, ella ya no estaba, ella ya no estorbaría. Camine bajo la lluvia por horas, llegue hasta tu departamento y entre. Me recosté en el sofá de la sala y espere, espere y seguí esperando. De repente como ya había sucedido el teléfono de tu departamento sonó. Dude en contestar, pero que mas daba ahora ya nada importaba.
-¿Bueno? –Espere por una respuesta- Si, ella habla ¿Que sucede?
Me sorprendió que el lugar en el que me buscaran fuera justamente tu departamento, pero tal vez en algún papel mío aun tenia tu dirección así que no preste atención hasta que la noticia que aquel día era la menos esperada cruzo el auricular del teléfono.
-¿Qué? ¿Pero que ha dicho? No!, el no puede estar muerto……..no, yo acabo de hablar con el, no! El no puede estar M-U-E-R-T-O! –mi voz se apago-
Aquel día termine caminando junto a tu ataúd, no podía creerlo, ahí estabas en esa caja, frío, muerto. Tus ojos marrones se habían apagado y ahora tu sonrisa solo me podía producir una punzada en el corazón, que no era de alegría si no de dolor, de un fuerte dolor que me recordaba que aun en la muerte estarías junto a ella. Un dolor que me decía que nuestro destino era estar separados. Un dolor que hoy a 4 años un no sana, pero que con el tiempo espero lo haga. Un dolor que me recuerda que me A-M-A-B-AS.
-Con cariño de tus amigos, descanse en paz Damian Tenbrook –dije, tocando la lapida- Prometí que un día vendría y te platicaría que pasaba por mi mente ese día, así que aquí estoy, recordando a las mujeres que tu amabas y esperando que esa promesa de amarme siga viva como el sentimiento que cada día me recuerda que yo aun sigo viva.
FIN
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Inspirada por:
Ode to..... - Rachael Yamagata
2 comentarios:
El final es completamente increíble. Bueno, qué puedo decirte! es muy notable como cada vez que escribes algo, progresas! y no dejas de sorprenderme! :B genial Ale :B
final...impredecible...me encantan esos finales. siempre me atrapas con tus historias...se nota que te encanta la muerte
eso es bueno!!!
felicidades *movimiento de mano estilo dale caña*
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