Highschool Lover.

Los recuerdos vuelan a tu memoria. Te inundan la cabeza. Son como pequeños aviones de papel, introduciendose en tu mente, en tus oídos. Y de nuevo lo ves ahí. Sentado debajo de un arbol, esperándote. Es él. Tu novio de la secundaria.

Todavía recuerdas su olor. Sus ojos siguiendo los tuyos, mientras caminan lado a lado, con las manos entrelazadas. Aun puedes recordar cada canción que cantaron juntos hasta el cansancio, hasta puedes oír su voz suave en tu oído, y sus manos, inexpertas, pero certeras. Sus labios que jurabas que sabían al mismísimo cielo. 

Y crees recordar cada palabra, cada juramento, cada tarde lluviosa que pasaste junto a él, las veces que prometiste volver a casa temprano, y que no cumpliste por estar en su recámara, tendidos en el suelo, mirando al techo, deseando volar lejos, muy lejos. Recuerdas a aquella chica de mejillas rosadas, y andares nerviosos...eras tú, ni niña ni mujer, en la transición más importante de tu vida. No sabías qué querías para tu futuro, pero segura estabas de que lo querías a él en la foto familiar, a tu lado, teniendo hijos, nietos...toda la descendencia. 

Pero despertaste. Como todas las mañanas deseando, soñando. Añorando ese futuro que jamás se hizo verdad ante tus ojos. Ahora tienes 30 y te preguntas qué diablos pasó contigo, con  tus sueños, tus aspiraciones. Y sobre todo, qué hay de él. Que hay de tu novio de la secundaria...y te frustras, te regañas a ti misma, y no puedes creer cómo pudiste dejarlo ir. Como dejaste que el tiempo te lo quitara de las manos. Nada queda de la niña que fuiste. Pero algo ahí permaneció...la necesidad de tenerlo a él en tu vida. Llevas tantas relaciónes, y te preguntas porqué ninguna ha funcionado. Ahí tienes la respuesta, estuvo ante tus ojos toda una vida. Y ya no tienes porqué esperar. 

Llegas a donde recuerdas que era su casa. Bajas del auto, y vuelve tu andar nervioso. Aprietas los puños y tocas a la puerta 4 veces seguidas, como siempre lo hacías desde que lo conociste. No tarda en abrirte...Es él. Te sonrié, sabe perfectamente que eres tú, y de nuevo sientes como todas las piezas de tu rompecabezas inconcluso toman su lugar, pero en cuanto ves a una mujer que carga a un bebé asomarse, la realidad te pega en la cara de la peor forma, y te das cuenta de que las segundas oportunidades siempre han sido escasas, y tu nunca has tenido mucha suerte. 

Él ya hizo su vida. Y tú también hiciste la tuya, lástima que él, a diferencia de ti, si aprendió a vivir sin ti. Lejos quedó la secundaria, lejos quedó su olor, sus manos, y sus ojos grises. Ahora, solo quedan los recuerdos, y solo eso. No hay más. 

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Inspirada por: Highschool Lover de Air. 


1 comentarios:

Alejandra dijo...

Wow!!
Que bonito..........me gusta me gusta!
Aunque al final fue triste, creo que vivir algo asi por lo menos te hace ver que en la vida debes de luchar por ser tu y por lograr lo que quieres.....
Me gusto mucho!
Felicidades!

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