
El cuerpo de Erin, sigue ahí, inerte. Inmóvil, su respiración apenas es audible, y si no fuera porque sé que está realmente viva, yo la daría por muerta. Resulta increíble para mí pensar, que se ve bella ahí, acostada en su cama, con su cabello perfectamente acomodado, sus uñas bien cortadas, y pintadas, su rostro maquillado ligeramente, y con aquel olor a rosas que desprende su piel.
En serio, podría parecer muerta, pero no es así. Su muñeca está conectada al suero que la mantiene con vida, y yo me encargo todos los días de que se vea perfectamente bien. Podrá estar en coma, pero eso no significa que mi hermana no se tiene que ver bien. Todos los días, desde hace 5 años, me aseguro de que esté bien, de cambiarle el suero, y de mantenerla limpia. Muchas veces le leo, y le cuento lo que me pasa, y como con ella todos los días, lo hago para que no se sienta sola. Y probablemente para no sentirme sola yo también.
Hace cinco años, yo no era tan condescendiente con ella, como lo soy ahora. Ella era todo lo que yo nunca quise ser. Tan ensimismada, tan superficial, tan vacía, y a la vez, todos la creían tan perfecta. En cambio yo, la niña callada, reservada, siempre metida detrás de un libro, o viajando. Nunca estaba en casa, de hecho, ninguna de las dos estábamos en casa la mayor parte del tiempo, y casi nunca lográbamos vernos. Todo esto, se ve tan distante de nuestra infancia. Ella y yo, éramos tan unidas, y ella me enseñó tantas cosas. La admiraba, después de todo, era mi hermana mayor. Un día juré que quería ser como ella. Pero creciendo, comenzó a vivir otra vida, conoció a otras personas, y se alejó de mi, se volvió fría, y muchas veces llegó a lastimarme, por consiguiente, yo me alejé de ella. Y ahora, en nombre de ese lazo que nos unió alguna vez, me he dedicado a cuidarla. Me propuse olvidar todo lo que me hizo, todas las veces que me hizo daño, y aquí estoy, día tras día, noche tras noche, desde aquél accidente de auto, vigilando todas y cada una de sus necesidades, olvidándome de las mías, porque después de todo, yo soy lo único que tiene en el mundo, además de Darien, su novio.
Él viene los fines de semana a verla. Me impresiona como una chica como Erin, pudiera conseguir un novio como él. Tan dulce, tan cariñoso, tan sensible. No entiendo como alguien puede querer a la persona tan grosera y egocentrista en la que se convirtió ella. Y sé que no debería desearle mal a mi hermana, pero sé que no se lo merece. Los sábados, viene y le pone algunos de sus discos favoritos, se la pasa hablándole sobre canciones nuevas, que a él le gustan, y por las noches, le lee fragmentos de sus libros preferidos. Mientras tanto, yo me siento del otro lado de la puerta de mi recámara y le oigo hablarle con tanta dulzura. Incontables han sido las noches en las que me he imaginado que me lo está diciendo a mí, Que todas esas palabras lanzadas al aire, vienen a mi dirección. Y me lo imagino, sentado al lado de mi cama, contándome mil y una historias, que se oyen fantásticas solo por el simple hecho de que salen de su boca.
Por las mañanas, lo encuentro acurrucado a lado de ella, y siempre lo despierto involuntariamente, cuando tengo que cambiarle el suero. Intento entrar despacio, sin hacer el menor ruido, pero él siempre abre los ojos, me sonríe, y me da los buenos días. Me sé la rutina perfectamente. Entonces, yo voy abajo y preparo el desayuno para los dos, mientras él toma un baño, y cuando yo subo, él ya está listo, pero hoy no. Hoy lo sorprendí saliendo de la regadera, y juraría que casi tiro la bandeja del desayuno. Su figura es perfecta. Ni musculoso, ni en los huesos, simplemente perfecto. Aunque a él, no parece importarle que lo haya visto así, solo toma algunas cosas de su maleta, me dirige una sonrisa, y vuelve a meterse al baño. Yo dejo la bandeja con el desayuno en la mesita, y espero a que salga. Cuando lo hace, se sienta a mi lado, y desayunamos frente a la ventana.
El apartamento en donde vivimos, tiene una mirada excepcional a la ciudad, y no paramos de mirarla mientras hablamos de esto y aquello. Él me cuenta de su trabajo en el museo, y yo le cuento de mi ordinaria vida, a lado de Erin. Hace 5 años, yo era muy activa. Me la pasaba viajando, trabajando para algunas revistas. Documentando cada cosa que veía, y que valía la pena visitar. Lo mejor, es que me pagaban por hacerlo. Ahora, solo quedaban los recuerdos de aquella Lyla que era antes. La Lyla de ahora, ya no se parecía mucho.
Mientras tomo mi jugo de naranja, pienso en todas las cosas que podría decirle a Darien sobre Erin. Cosas que no son nada agradables. Cosas que envuelven las palabras infidelidad, y descaro...Nadie conoce el lado oscuro de Erin más que yo. Si yo quisiera, le contaría las veces en las que yo vi a mi hermana con otros chicos, pero no me parece lo más justo. Jugar sucio nunca ha sido lo mío, así que prefiero no hacerlo.
-Y has pensado qué hacer con tu vida?...Erin lleva así 5 años. No puedes poner tu vida personal en pausa permanente, solo por ella. Sé que es tu hermana, y te sientes comprometida, pero no creo que, años adelante quieras mirar atrás, y veas que tu vida se fue en solo esto. Tú tenías tu plan de vida, Lyla...y parecías muy feliz así. ¿Porqué no buscas a alguien que pueda cuidarla por ti?-me preguntó Darien, a mitad del desayuno. Lo miré y negué con la cabeza.
-Créeme, extraño mi estilo de vida como no tienes idea. Extraño los viajes, los amaneceres en lugares diferentes, extraño mi independencia, mi libertad. Pero, sé que tengo que estar con Erin. Tú más que nadie, sabe cómo ha sido ella conmigo todo este tiempo, pero no quiero pagarle con la misma moneda. Yo no funciono así. Y es mi hermana después de todo. Solo me tiene a mí, y le estaría dando la espalda...-le contesté. Darien me tomó de la mano, y sentí un ligero shock eléctrico que recorrió cada una de las fibras nerviosas de mi cuerpo. Me vi obligada a mirarlo.
-En serio, Lyla. Ya son 5 años. ¿Cuánto tiempo más de tu vida quieres perder?-me preguntó.
-Y tú?...¿por qué no encuentras a alguien más? ¿Por qué sigues aferrándote a Erin?...-le contesté, retándolo. Me sonrió, y entendió mi punto.
-También sería muy fácil encontrar a otra chica. Sobre todo, sabiendo perfectamente lo difícil que puede ser Erin. Créeme, cuando te digo que me ha hecho pasar por cualquier tipo de cosas, y su temperamento es tan explosivo. Pero sé que dentro de ella, es otra chica. Sé que tiene sus puntos buenos, y por eso sigo con ella. Confío en que yo pueda sacar a relucir lo bueno que tiene, y que también te muestre ese lado a ti...-me dijo, y guardamos silencio. Cada vez que él abría la boca para decir algo, más me enamoraba de sí mismo. Me encantaba como podía ver esperanza en una causa que parecía totalmente perdida. Su optimismo, y su fuerza. Sé que si me hubiera tocado vivir esto completamente sola, ya habría desistido. Pero él ha tenido mucho que ver, con que yo siga aquí, todos los días. Siempre añorando los fines de semana, para tener con quien platicar, con quien compartir un pedacito de mi vida.
En una nota algo aparte: ESA NO es mi imagen definitiva. La imagen viene después, es que todavía no queda en el primer capítulo. Hahahaha.
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