2.Heartkiller.

Los siguientes días resultaron una maravilla, comparado con esa noche. Decidí dejar de lado aquella pregunta que le hice, y disfrutarlo mientras estaba conmigo. Siempre estaba tan ocupado, que las veces que lográbamos vernos a medias no eran suficientes para mi. Cuando se refería a él, no había otra cosa que me importara más. Y cuando Peter me hablaba, prefería no contestar, dejaba el teléfono sonando, o lo apagaba. Y mientras paseaba de la mano de Adam por un parque, pensaba en qué excusa darle a Peter cuando llegara a casa.

Después de caminar un rato, Adam me compró un helado, y nos sentamos en el pasto, mientras veíamos a las personas pasar por ahí. Nos quedamos en silencio un buen rato hasta que decidió romper el silencio...
-Sam me contó que Peter te quiere dar el anillo de compromiso pronto...-me dijo, en un tono algo molesto. Yo estuve a punto de escupir el helado, y lo miré en shock.
-¿Qué?...Debes estar bromeando...-le contesté, impresionada de lo que acababa de decir. Había temido ese momento desde que supe que Peter se había enamorado realmente de mi. Temía tener que negarme, tener que romper su corazón...aunque ya lo estaba haciendo justo en ese momento.
-Vas a aceptar, ¿Verdad?...-me preguntó, y yo negué rotundamente con la cabeza.
-¿Estás loco? Claro que no!...yo no podría. Yo quiero esperar a que ese anillo me lo des tú!!!-le dije, sonando demasiado emocionada. Me retracté de lo que dije justo en ese momento, porque volveríamos a lo mismo de siempre. Al mismo punto rígido, a esa misma discusión que cada vez se volvía más común.


No quise esperar a que dijera algo, y lo besé profundamente.
-No voy a presionarte Adam...cuando tú quieras dejar a Sam, yo seguiré esperando...solo quiero que tengas en cuenta lo mucho que yo te amo, y que te des cuenta de lo mucho que te hago feliz...-le dije, inquisitivamente. Quería sonar enfática en eso, quería que se diera cuenta de que yo podía significar para él más de lo que pensaba.

Sonrió, y me atrajo hacia él para abrazarme. Me besó las mejillas y luego el cuello. Cerré los ojos, y me dejé llevar, mientras pensaba en Peter, y en Sam como nunca lo había hecho.


La culpabilidad comenzaba a asomarse de manera real en mi mente. Mientras Adam acariciaba mi espalda, me imaginaba a Peter, esperanzado, con la caja del anillo en la mano, y tuve que alejarme de Adam súbitamente.
-Qué pasa, amor?...-me preguntó en un tono dulce.
-Nada...solo creo que ya deberíamos regresar al hotel...-le contesté, y asintió con la cabeza. Me ayudó a pararme del pasto, y me cargó todo el camino hasta la avenida,donde tomamos un taxi, y regresamos al hotel a empacarlo todo.

De nuevo regresaba a mi vida habitual. A mi estúpido departamento en Luxemburgo, al frío de las noches sin Adam entre mis brazos. Pero esa historia ya la conocía de la A a la Z.

Bajé del avión, y me despedí de él una última vez,con unas ganas de llorar como nunca había sentido en mi vida. Todo se tornaba más difícil de lo que yo pensaba. Pero no iba a dejar que mi estúpida sensibilidad lo arruinara todo. No me iba a rendir sin pelear. Lo tenía que tener. El precio de todo lo que estaba dispuesta a hacer, era lo de menos.

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