3. Over and Over

No me importa lo que diga, cierro la puerta en su cara y camino hacia el sofá. Tomo el control y prendo la televisión. No hay nada, nunca hay nada, comienzo a cambiar uno tras uno los canales. Espera….alguien a muerto. Un avión rumbo a Paris se desplomo. Me detengo a pensar, tantas veces he viajado en un avión y nunca he corrido con esa suerte. Al parecer hoy ha sido un “Día Negro”, muchas personas han muerto. En Washington han asaltado una joyería y al tratar de liberar a los rehenes solo han logrado que estos mueran. Oh! Otra muerte……miles de personas murieron hoy en la ya típica ceremonia en la Mezquita Arábiga. Tomo el control y apago la tele. Que suerte tienen ellos, caray, experimentar ese cambio entre la vida y la muerte ha de ser fenomenal; pienso. Comienzo a caminar por toda la habitación y llego a la ventana, a lo lejos aquel hombre sigue parado ahí, no deja de mirar hacia acá. Me esta poniendo nerviosa. Cierro la cortina y corro a apagar la luz. Meto la mano al bolsillo de mi pantalón y saco el encendedor azul. Ese encendedor azul que encontraron junto a mi madre después de descubrir su cuerpo muerto en la tina.

Camino hasta mi cuarto con la poca luz que me brinda aquel artefacto. Tropiezo con varias cosas, pero no me importa, sigo el camino. Observo mis audífonos a los lejos, voy hacia ellos, los cojo y sigo con mi camino hacia mi recamara. Me recuesto, conecto mis audífonos y prendo la grabadora. La misma música.

El encendedor comienza a parpadear, he gastado demasiado combustible. La llama alcanza mi dedo, lo dejo caer. De repente una gran luz proviene de suelo. Tal vez esta es mi oportunidad. No me muevo, dejo que las cosas tomen su propio curso. Cierro los ojos. Pasa un tiempo y no siento nada. Miro el fuego que esta a un lado. Miro como acaba con todo menos con migo.

Pongo un pie en el suelo, el olor a quemado comienza a entrar por mis poros. Trato de encontrar la forma de que el fuego me alcance. Piso fuerte pero el se va. Huye de mi. A lo lejos veo como acaba poco a poco con las cortinas, las agarro y están de apagan al instante. Me sorprendo. Recuerdo que hay un poco de la gasolina de la noche anterior en mi closet. Saco el bote y comienzo a rociar la cama. Me acuesto, que mejor formula puede haber para morir que el fuego y combustible.

Cierro los ojos, comienzo a sentir poco a poco el calor mas cerca de mi. De repente mi brazo comienza a arder. Lo he logrado, ni el hombre de afuera podrá evitarlo. La mitad de mi cuerpo arde, es horrible el sentimiento, pero que mas da, por fin dejare este mundo. Poco a poco el fuego cubre mi cuerpo. Todo se acaba poco a poco. Abro los ojos y no hay nada. Que ha sucedido. No hay calor, no hay olor a quemado, no hay fuego. Todo es un juego de mi mente. Un sucio juego de mi mente que anhela sentir aquel proceso al que todos le temen. Camino fuera del cuarto. Llego a la ventana y observo, busco a aquel hombre, por fin se ha ido. Tomo una chaqueta y salgo. Aquel lugar me asfixia. Camino, camino, camino…….la gente me mira extraño. Llego a la esquina de la cuadra y el semáforo esta verde. Cierro los ojos y doy el primer paso, alguien me detiene….otra vez he fallado.

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