Tal vez está muy largo...PERO ME INSPIRÉ! hahaha. ._.
Alejandra mira la pantalla de su Macbook en un vuelo que está a punto de terminar hacia Londres. Está algo cansada y aburrida de un vuelo de casi 11 horas. Pero todo era por amor a su trabajo, como siempre. Además de todo, muy por dentro admitía que le gustaba volver a Londres, un lugar que le traía muchos recuerdos de su juventud.
Tenía casi 5 años de no haber vuelto. La última vez, presentó una de sus exposiciones ahí, y ni siquiera pudo disfrutar su estancia, pues al siguiente día tenía que irse a España. No se quejaba de tener que viajar tanto, al contrario, lo amaba, pero a veces quería un lugar para volver y quedarse un poco más que solo un par de días.
Al aterrizar, Londres la recibió con un día poco común en aquel lugar de lluvias habituales. Salía el sol, y el cielo estaba visiblemente despejado. Quiso imaginar que eso era una buena señal. Bajó del avión y fue recibida por el director del museo de arte contemporáneo que era su amigo, y la llevó a su hotel. Al día siguiente, tenía que supervisar la instalación de su nueva exposición y seguramente sería un día bastante ajetreado.Llegó y se dejó caer en la cama. Tenía mucho sueño, pero tenía ganas de aprovechar el día, y salir a tomar algunas fotos por ahí. Así que se aguantó las ganas de quedarse en la cama, y salió un rato a caminar por ahí.
Hacía 5 años que no pisaba esas calles que ya le eran familiares. Se sentía orgullosa de poder decir que se sabía aquellos lugares secretos que no cualquier turista conoce, y que sabía a la perfección el camino para los parquecitos escondidos por la ciudad. La sensación de felicidad comenzaba a invadirla poco a poco,eran las calles, los colores, los edificios, era un todo que la hacía sentirse completa.
Comenzó a tomar fotos por aquí y por allá, y cuando se dio cuenta ya eran más de las ocho de la noche y ella seguía afuera. No podía evitarlo. Eso era lo que le gustaba, y para eso vivía. Se quedó sentada un rato en una banca frente al río Támesis y volvió al hotel.
Ya ahí, encontró la sala de estar de su habitación llena de flores y cajas de regalo, todas con tarjetas de dedicación de personas importantes que le daban la bienvenida a la ciudad, y que esperaban con ansia su nueva exposición. Nunca se imaginó que llegaría a esto, pero siempre tuvo claro que llegaría lejos. Ahora todo rebasaba sus más locos sueños, y le encantaba. Nada podía resultar mejor. Se sentía realmente cansada para abrir todas las cajas, y mejor decidió ponerse la pijama e irse a dormir.
Al siguiente día, se encontraba dirigiendo a un montón de personas que intentaban meter todos los cuadros y las piezas de su exposición al lugar, y comenzaba a sentirse un poco estresada, aunque tenía a sus asistentes ahí, no sentía que eso fuera suficiente. De alguna forma sentía la presión de tener a su cargo una de las exposiciones más esperadas en la Gran Bretaña...
-Creo que tú estás más estresada que yo, que soy el director de este lugar...relájate. Todo saldrá perfecto...-le dijo Frank, quien después de todo era su amigo.
-Lo siento! no puedo evitar sentirme así...pero no debo quejarme, esto es lo que yo quería...-dijo, sonriente, mientras miraba desde arriba a todos colocando las piezas y los cuadros de su exposición. De pronto, la gente se paró un momento, cuando una de sus asistentes se quejaba de que una de las piezas se había dañado en el envío. Alejandra cerró los ojos, respiró hondo y bajó a ver qué ocurría.
Estaba contra reloj. Su exposición abría a las seis, y tenía el tiempo medido. Miró la pieza y decidió calmarse. Al menos no se notaba mucho.
-Yo creo que deberías volver al hotel a descansar y a arreglarte. Mandaré un auto por ti a las 5:30. Come algo, y duerme...yo me encargo de lo demás...-dijo Frank dándole un abrazo amistoso, y volvió al hotel. Justo en cuanto llegó, su celular sonó, y vio que era una de sus asistentes.
-Ale...ehmm...te vino a buscar un chico hace rato. La verdad me dijo su nombre pero no lo recuerdo, porque en cuanto le dije que no estabas, me dijo que volvería después y desapareció...creo que se llamaba algo como Damien...Haward o algo así...la verdad es que se veía realmente interesado en encontrarte, pero ya sabes como son esos fans que quieren ver a su artista favorito a como de lugar...le dije que volviera al rato a la inaguracion...pero no creo que tenga invitación! jaa!-dijo la asistente riéndose estrepitosamente. Alejandra se quedó perpleja un momento. No podía ser cierto...no...estaba sobre reaccionando...se dijo para sí, y se sacudió esos pensamientos de la mente. Se volvió a meter en la cama, y no pudo dormir. Simplemente no podía porque la mataba la curiosidad.
Flashbacks le llegaban a su mente. Su rostro, su pelo, su sonrisa inconfundible. Su primera obsesión real. Se talló los ojos, y se cubrió con la sábana hasta la cabeza. Se quedó sentada en medio de la enorme cama, y se imaginó miles de cosas en su mente. Es que era demasiado bueno para ser verdad, y era irónico pensar que ella fue en su juventud fan de él y de su banda, y de todo el mundo que giraba a su alrededor, y muy por dentro todavía lo era. Simplemente había ocupado su mente en tantas otras cosas al ocuparse a su profesión que esa etapa de su vida había quedado a un lado de cierta forma. Y pensando en todas esas cosas finalmente se quedó dormida.
El despertador de su celular sonó media hora después, y todavía con algo de sueño se metió a bañar y a arreglarse. Después del baño estaba totalmente despierta y nerviosa.
Se puso el vestido casi temblando, y poco a poco se arregló para la inauguración. Todo le parecía un escenario surreal...
El auto llegó justo a las 5:30 como lo acordaron, y bajó nerviosa las escaleras mientras las miradas de todos se enfocaban en ella. Los flashes de las cámaras no se hicieron esperar, y eso aumentó su nerviosismo todavía más. Se subió al auto que la llevó directo al museo, donde ya había muchas personas esperando. Por la alfombra roja desfilaban personalidades reconocidas del arte contemporáneo, músicos, artistas y cineastas que habían venido a ver la exposición. En cuanto llegó, se sintió algo abrumada por la cantidad de gente que había afuera. En cuanto se abrió la puerta del auto, más flashes le inundaron las pupilas y apenas podía ver. Frank la tomó del brazo y juntos posaron para algunas fotos, y se metieron al lugar. Personas se acercaban a ella para felicitarla, y le decían cosas que no oía bien por el ruido, además, estaba todavía con la intriga de saber exactamente quién la había ido a buscar. Su asistente volvió a buscarla, y la llevó a donde daría una entrevista. Con sus ojos buscaba ese rostro tan conocido, su figura...sus ojos. Quería creer que lo que ella pensaba era cierto...que sus sospechas eran ciertas.
No podía pensar en otra cosa. En la entrevista estuvo algo ausente, y en cuanto terminó, Frank volvió a abordarla. Se pasó con él la mayoría de la noche, hasta que se sintió un poco hartada de la gente, y quiso salir un rato afuera. Sin ser notada, salió y se quedó de nuevo a la orilla del río, pensando. Ya había pasado mucho tiempo y no lo había visto. Sus esperanzas comenzaban a desmoronarse, y se sentía algo triste.
-Hace mucho tiempo que no veía algo que realmente disfrutara. Felicidades...-dijo una voz conocida, detrás de ella. Volteó y la visión era más que gloriosa. Su sistema se desconectó por segundos, y tardó un poco en reaccionar.
Dominic Howard estaba ahí.
El Dominic Howard de sus años adolescentes, el baterista de sonrisa carismática, de la banda que más amó en toda su vida. Estaba ahí, parado frente a ella, con esa sonrisa que tanto lo caracterizaba. Era el mismo chico del cual tenía tantas memorias. Esta vez no sonreía para la cámara. Estaba sonriendo solo para ella, y eso la hacía sentirse más grande que nada. Su semblante había cambiado ligeramente, pero eso no lo hacía menos guapo, de hecho, lo encontraba más guapo que nunca.
-Gracias...-dijo ella, tímidamente.
-Ayer vine, y le pregunté a una de tus asistentes si podía verte, pero se portó algo grosera y me dijo que te buscara hoy...y bueno, eso hice. Me parece genial que hayas venido, he seguido tu obra desde hace tiempo...-dijo él, y eso inevitablemente le remitió a cuando ella se presentó por primera vez ante él, y le dijo casi lo mismo.
-Ah, en serio lo siento...le diré algo en cuanto la vea, no tiene por qué ser grosera con las personas...-dijo ella, apenada.
-No te preocupes...tal vez, debamos volver adentro, parece que ya empieza a hacer frío...-dijo él, y le hizo un gesto con la cabeza para que volvieran adentro. Ella no hizo más que seguirlo, y se quedaron por un momento parados en silencio en la entrada.
-Ah! pero no me he presentado correctamente...Soy Dominic-le dijo, extendiendo la mano.
-Sé exactamente quién eres...-le contestó ella, riendo.
-Oh, vaya...-dijo él, riendo de la misma forma. El silencio volvió a hacer de las suyas. Pero esta vez no era un silencio incómodo. Los dos sonreían, y ella creía que sus piernas le fallarían en cualquier momento de la emoción.
No quería contarle que sabía casi todo de él, sus gustos, sus manías, lo que le gustaba y lo que no...su color favorito, y todo eso que se supone que una persona ajena a él realmente no tendría por qué saber. Tenía miedo de contarle que había hecho cuadros de él, porque temía que la viera de manera rara o algo así.
Y al terminar todo, se encontró todavía conversando con él, sentada en el pasto fuera del museo, platicando sobre casi cualquier cosa, hasta que él le contó de las cosas que le gustaban de sus cuadros y las cosas que hacía. Solo así, pudo sentir que podía confesarle por qué lo conocía tan bien. Comenzó a contarle su historia con Muse, mientras él la miraba maravillado, en lo que ella contaba todo, orgullosa.
-Qué no es más que obvio?...esa chica ha sido tu fan desde hace tiempo, y tú has sido fan de ella casi de la misma forma. No sé qué otra explicación quieran para entender la situación...-dijo Frank, apareciendo detrás de ellos.
Los dos se quedaron callados, se miraron el uno a otro y compartieron una sonrisa amplia. Y como en las películas, el chico se acercó tímidamente a la chica, que no quiso apartarse.
Y la noche cerró con broche de oro. Como Alejandra jamás se lo hubiera imaginado. Mucho más allá de todos sus sueños.
2 comentarios:
Jajajajaja no ma!! Te puedo decir que desde que empece a leerla llore, de emocion, claro...es que no ma!!
Fue tan Oo!!
QUE BONITOOOOOOOOOOO!!
Jajajaja quiero que me suceda eso!!
Aunque buen.....para cuando eso suceda Dom andara como en los 40 y tantos jajaja....pero igual y hasta se pone mejor!! *_*
No bueno Mafie, te la rifaste, me gusto mucho......
Clap clap clap......
awwwwwwwwwww ame la historia!!! demonios mafie siempre me dejas con las ganas de escribir
y estoy de acuerdo con Ale...ok no soy fan de Dom, pero aun asi tambien me hizo llorar..que bonito X3333
no puedo esperar que va a escribir Ale...oh demonios!!! lo quiero ahora
10/10
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